Si vives en Bilbao ya lo habrás notado: entre el frío húmedo del invierno, los días de lluvia eterna y las subidas de la luz, las ventanas de hace 15 o 20 años se han quedado viejas, aunque cierren bien. En 2025 el aluminio ya no es solo “el de toda la vida”, ahora hablamos de perfiles con rotura de puente térmico, vidrios bajo emisivos y juntas que realmente sellan. Traducido: menos condensación en los cristales, menos sensación de pared fría y una factura de calefacción que se nota algo más baja, sobre todo si tiras de gas o eléctrica. Lo ves muy claro cuando comparas: piso antiguo en Santutxu con ventanas correderas de aluminio simple, marco helado y cortinas moviéndose con cualquier racha; piso reformado en Deusto con ventanas practicables eficientes: silencio, cristal templado al tacto y la caldera funcionando menos tiempo para mantener la misma temperatura.
En 2025 la clave ya no es “poner aluminio porque dura mucho”, eso ya lo sabemos. Lo que está cambiando en Bilbao es que muchos clientes llegan preguntando directamente por valor U, tipo de vidrio y permeabilidad al aire, cosas que antes sonaban a chino. ¿Por qué? Porque ven en casa del vecino que, con unas buenas ventanas, el salón no se queda helado a las 10 de la noche aunque fuera caigan chuzos de punta. Un ejemplo real: comunidad en Basurto, mismo edificio, dos vecinos cambiaron solo el vidrio; otro apostó por perfiles de aluminio con rotura + triple vidrio en la fachada norte. Adivina quién dejó de tener moho en las esquinas del dormitorio. No es magia, es que el perfil deja de ser un radiador al revés (frío hacia dentro) y el vidrio retiene el calor. Y ojo, que el aluminio bien trabajado ya no tiene por qué parecer “de oficina”: hay acabados imitación madera y colores mates que quedan muy bien en fachadas antiguas.
Más allá del frío, en Bilbao en 2025 lo que está mandando es el ruido: tráfico, obras, bares… Si vives cerca de una calle animada en Indautxu o el Casco Viejo, lo notas a diario. Ahí es donde las ventanas de aluminio eficientes marcan la diferencia: herrajes que aprietan bien, perfiles más anchos y vidrios acústicos que de verdad se notan cuando cierras. No es un “se oye un poco menos”, es pasar de escuchar todas las motos a quedarte con un murmullo lejano. Además, muchos se están moviendo ya porque han visto que hay ayudas y subvenciones ligadas a la mejora energética, y las ventanas cuentan mucho en esos certificados. Entre que ajustas bien las carpinterías, mejoras el vidrio y aprovechas para sellar tapajuntas y cajones de persiana, ganas en confort y, de paso, revalorizas el piso. No es una obra de postureo: lo notas cada noche que no te despierta el camión de la basura y cada mes que llega la factura.
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